Han pasado casi 2 años, pero al final realizamos la esperada salida en las Valls de Valira.
El viernes tarde quedamos Josep, Jose, Xavi y JJ. Después 3 horas de viaje nos plantamos en Cal Civís en la localidad de Ars, pleno Pirineo y cerca de Andorra. Tras cenar y planificar la salida del día siguiente, a dormir.
El sábado a las 7 de la mañana ya estábamos desayunando y pronto nos pusimos en marcha. ¡Hay que abrigarse que estamos apenas a 6 ºC ! Aquí se ve que en el coche solo hay 3 bicis, Javi decidió bajar hasta Sant Joan Fumat en bici … bien abrigado claro
Punto de partida, el parking de Cal Pauet frente a Sant Joan Fumat:
Cruzado el río de Civís empieza la subida que pasa por la Ferrera del Llops. La pista es amplia de y pendiente constante transita en medio de un bosque húmedo, que seguro resulta muy atractivo para los 'caçadors de bolets'.
Trascurridos 10 km tenemos un leve descenso y luego una subida final bastante más exigente. Es aquí donde Javi, en su afán por reencontrarse con antiguas costumbres ya olvidadas, va y picha la rueda trasera. Hasta 3 cámaras tuvimos que probar antes de encontrar una en buenas condiciones. Total, media hora de retraso.
Por fin alcanzamos el collado, casi a 2000 m de altura. Delante se nos abre un valle con verdes prados.
A partir de aquí descendemos por la vertiente norte hacia la ermita de Santa Magdalena.
De nuevo toca remontar 400 m hasta los 1950. Lástima que los quads no llevasen unas cuerdas para atar las bicis! Con el calor que iba haciendo esta parte fue quizá la más pesada. Pero al final llegamos.
Era un poco tarde así que le dimos caña en la bajada hasta el pueblo abandonado de la Josa de Valira. Apenas pudimos admirar el paisaje.
Superada la última tachuela nos plantamos en el collado que da acceso al pueblo de Civís. Tenemos una vista privilegiada sobre el valle y el camino de ascenso al Coll de la Gallina. Esta vez no ha sido posible, pero queda pendiente para más adelante.
A partir de aquí iniciamos una vertiginosa bajada primero por pista hasta Civís y luego por carretera hasta el punto de inicio en Cal Pauet. Llegamos justo a tiempo de disfrutar de las bondades gastronómicas del lugar.
Enfin, ha sido una salida perfecta de principio a fin, bonitos paisajes, ruta atractiva (1700 m de desnivel en 54 km) y buena compañía. Sólo queda esperar que la próxima ocasión podamos ser un grupo más numeroso.
Hay que ver lo que son las cosas: unos estuvieron el sábado 27 pendientes de las declaraciones institucionales y del circo mediático al que nos tiene acostumbrada la clase política, y otros nos lo pasamos a lo grande haciendo deporte del sano. Eso sí, siempre
SUFRIENDO DANDO PEDALES. Como decía el poeta, “contra gustos no hay disputas”.